Una máquina por municipio dispuso el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la renovación de nómina de las organizaciones políticas que se desarrollará entre el 4 de marzo y el 7 de mayo.
390 puntos están desagregados en los 335 municipios del país, lo cual se realizó de una manera desproporcionada porque no hay relación entre la densidad geográfica y el peso electoral respecto al número de máquinas (421) y el tiempo que tiene el elector para manifestar su voluntad.
Así lo explica el Dr. José Gregorio Zaá, especialista en materia electoral, quien compartió su opinión junto los abogados Oly Castiglia, Fritz Slusnys y el ingeniero Eligio Pérez Mollejas.
Como es sabido las organizaciones con fines políticos tendrán 10 fines de semana para relegitimarse, tal y como lo ha establecido el Consejo Nacional Electoral (CNE). A juicio de Zá las condiciones dispuestas por el organismo comicial están hechas para que las 59 organizaciones no puedan o tengan cuesta arriba relegitimarse.
“Lara salió trasquilada. Electoralmente, se trata del quinto estado del país. Iribarren, por ejemplo, tiene una población electoral de más de 700.000 electores. A Lara apenas le correspondieron 12 puntos. Uno por municipio (9), uno adicional en Torres (1) y dos (2) adicionales en Iribarren. Contrario a Vargas que tiene una población electoral de menos de 300.000 electores, tiene asignadas 13 máquinas y los partidos deben recolectar 1.374 firmas”.
Indica que el comportamiento electoral de Simón Planas no es igual al de Cabudare y este no es igual al de El Tocuyo, por ejemplo. Otro caso. A Falcón se le asignaron 27 máquinas y el peso electoral es cuatro veces inferior al de Lara, región que requiere unas 30 máquinas. Otro elemento a considerar es el peso del 0.5% por cada entidad regional. Destacando que se tomó el Registro Electoral utilizado para la elección de la Asamblea Nacional del 2015. No se actualizó.
En Lara, según el RE, cada organización política, tendrá que recolectar como mínimo 6.257 manifestaciones de voluntades para relegitimarse. Los partidos tendrán que ser sumamente eficientes para alcanzar el número de firmas. Todo va a contar. La instalación puntual, que no falle la máquina, que no se vaya la luz, etc. Se calcula que sea un elector por minuto. Otro dato que apunta el abogado es que al posponer este proceso, anunciado en principio para el 18 de febrero, se corrió la fecha sobre la decisión y pronunciamiento del CNE acerca de cuáles nóminas se renovaron y cuáles no, quedando para la primera quincena del mes de julio.
Cada organización tendrá 14 horas para recolectar las manifestaciones de voluntad y competir con las otras.
“El objetivo del gobierno es aplicar una especie de quimioterapia y acabar con los partidos, de uno y otro bando. No se trata de que los partidos le hagan el juego al gobierno al ir al proceso de relegitimación; deben hacer todos los esfuerzos y revalidarse porque no nos podemos cobijar con la tarjeta de la MUD porque en el TSJ cursa una demanda por un supuesto fraude tras la recolección del 1% de las firmas para el revocatorio”.
Uno de los bloques complicados durante la validación es el número 4, ya que en ese lote están AD y PJ, por lo que las toldas se disputarán a los electores.
Inhabilitados
Tal renovación sería dispersar y agotar a la dirigencia y militancia en pos de metas casi imposibles de alcanzar. Las condiciones son tan humillantes que incluso el PCV –del Polo Patriótico- desafía al régimen negándose a ello.
De concurrir, sólo ratificarían las condiciones discriminatorias con las cuales se recogió el 1% de firmas para el revocatorio frustrado.
El registro biométrico del elector en cada sede regional del CNE abriría la puerta para una nueva oleada discriminatoria. Por cierto, eso de doble militancia no aplica porque firmar en apoyo a un partido no significa que uno votará por éste, sino que se apoya su participación política por la vía democrática, ni más ni menos.
¿Qué perderán el registro? Que defiendan la tarjeta y plataforma MUD, en un sano debate interno. En la práctica, Voluntad Popular está en vías de ser proscrito con tres alcaldes destituidos, uno de los cuales está preso al igual que el diputado Gilber Caro. Si aceptan todo eso, igual serán inhabilitados.
Plausible
La renovación de los partidos políticos es un mecanismo de legitimación importante en cualquier país del mundo, incluso es normal en la dinámica democrática. Por el contrario, aspirar un partido único en la MUD es de perfil ultra-centralizado, por cierto, algo muy parecido al PSUV, el cual extinguió a varias organizaciones electorales cuando se fusionaron.
Los partidos políticos que no participen en su renovación, es porque carecen de capacidad nominal, organizativa y funcional.
Organizaciones así causan crisis de partido. Ante el CNE existen 62 organizaciones electorales registradas y un país con ese número de partidos, tiene un sistema en crisis con graves problemas de representatividad. Ojalá las maquinarias partidistas engranen sus fuerzas porque aunque los partidos políticos están en crisis focal, son resistencia a los regímenes cerrados, dictatoriales.
Los partidos políticos son bastión de la democracia. Legitimarlos es plausible. Aunque las condiciones para renovar y legitimar son infames y con intenciones infames, no deben dejar de participar.
Oportunidad
La validación de los partidos políticos es un procedimiento previsto en la normativa electoral que rige en Venezuela, por tanto quien lo tilde de ilegal está totalmente equivocado.
Otro asunto son las circunstancias en las que se da, donde sin duda el procedimiento va ser usado por el oficialismo como un arma que por un lado busca sacar del juego a partidos políticos, incluso del propio polo patriótico, que recientemente ha asumido posiciones críticas al gobierno (PCV-Redes) y por el otro, generar adicionales fricciones dentro de las fuerzas opositoras. No puede hablarse de democracia sin partidos políticos razón por la cual deben acudir a la validación pues eso los fortalecería políticamente más allá de obtener la certificación.
Es un camino lleno de obstáculos pero también es una oportunidad para que aquellos partidos que dicen contar con el respaldo popular lo constaten y midan la capacidad de respuesta de sus estructuras políticas. La Unidad ha sido una plataforma electoral, que surgió como respuesta para enfrentar al partido-ejercito oficialista, en ella se han albergado durante los últimos años partidos grandes, medianos, pequeños y minúsculos. Esta Unidad ha logrado triunfos políticos importantes, pero no deja de ser cierto que el sistema de partidos en algún momento debe volver a Venezuela.
Participación
Tomando como punto de partida la situación política que estamos viviendo, ante un gobierno que tiene serios visos de autoritarismo totalitario que producto de la capacidad institucional que le ofrece la administración del Estado venezolano, ha dispuesto de todos los elementos posibles para anular la posibilidad de los eventos electorales, que permitan consultar a los venezolanos el destino que quieren para el país, no validar puede significar que se cierren las ventanas democráticas definidas en los partidos políticos ya que en todo caso estas organizaciones no son más que ventanas de participación para la sociedad.
Un gobierno se convierte en autoritario y totalitario porque la sociedad se lo permite. No validarse significaría comprar el discurso, la lógica que nos quiere imponer el gobierno nacional en función de sus expectativas de permanecer en el poder. Se puede abrir una discusión acerca de si validar es hacerle el juego al gobierno, pero es que el totalitarismo se rompe con participación. Esta en juego la democracia.
Titánico
El proceso de renovación pondrá a prueba la capacidad organizativa de los partidos políticos y el concepto unitario de los entes que integran la MUD ya que este cronograma de revalidación impuesto por el CNE llevará a las organizaciones a disputarse entre ellas no solo los militantes de cada estado, sino el uso de los puntos de validación dispuestos por el organismo comicial.
Vemos que este cronograma es parte de un sistema maquiavélico, de la actitud militante del CNE, el cual aunque goza de la infraestructura técnica, desplegará muy pocas máquinas para las validaciones a fin de dilatar cualquier elección por tanto que el gobierno luce debilitado.
Aunque el proceso representa un riesgo es decisión de cada uno relegitimarse o no. La MUD como tarjeta tiene encima la demanda por presunto fraude ante el TSJ, por lo cual podrían no solo quedar ilegales los partidos sino también la tarjeta de la MUD.
EL CNE ha tenido actitud progobierno. Las principales organizaciones políticas han dicho que se validarán en las que considero está el grueso de los militantes. Es una tarea titánica y luce inviable que 59 organizaciones políticas se legalicen. Hay que recordar que están partidos del Gran Polo Patriótico que también podrían quedar del tarjetón electoral, como el PCV. El gobierno busca sobrevivir a como dé lugar.
Necesidad
La respuesta gira alrededor de cumplir o no la normativa. Durante los últimos procesos electorales los partidos políticos no han ido con su propia tarjeta a las elecciones y por lo tanto han ido perdiendo su registro ante el Consejo Nacional Electoral.
Normalmente, cuando los partidos sacan una determinada cantidad de votos, que es un porcentaje del registro electoral, quedan automáticamente validados, visto que fueron como MUD, no están revalidados, la lógica dice que hay que revalidarse.
La relegitimación es una necesidad, el problema no es la revalidación en sí, el problema es cómo el CNE maneja el asunto. El CNE fue concebido para facilitar la participación electoral y está haciendo todo lo contrario, está poniendo dificultades, el CNE tiene una estructura onerosa, que le cuesta mucho a los venezolanos y no puede ser que no facilite el número de máquinas necesarias para que los partidos políticos se relegitimen. No puede ser que la relegitimación de los partidos tenga detenidos los procesos electorales.